Perdón, destino y nuevas oportunidades

sábado, 10 de febrero de 2024

Perdón, destino y nuevas oportunidades


Carlos Daniel escribía algunas palabras en su bloc de notas con la esperanza de recuperar esa conexión con la escritura que solía tener. Antes, cada palabra, cada oración, cada detalle era cuidadosamente plasmado, con la intención de expresar lo que sentía sin necesidad de hablar. Pero hoy, se ha dado cuenta de algo: su inspiración siempre estuvo ligada a su tristeza.

Mientras más triste estaba, mejor escribía. En cambio, cuando la tristeza se disipaba, escribir se volvía un desafío.

Y eso es precisamente lo que le ocurre ahora. Ya no se siente triste con la misma intensidad o frecuencia que antes. Sus emociones han cambiado, y con ello, su forma de comunicarse. Ahora le resulta más fácil hablar, improvisar en el momento, dejar que las palabras fluyan en una conversación, en lugar de forzarlas sobre el papel.

Esta era la segunda vez que Carlos Daniel se encontraba en una situación extremadamente difícil. Se sentía tan desesperado, tan abrumado por la tristeza y la incertidumbre, que buscó formas de recuperar a su ex pareja. Se sumergió en guías, manuales, videos, tratando de encontrar respuestas.

Desde hace mucho tiempo, ha sabido que Miriam era el amor de su vida, pero nunca se lo dijo en persona. Hoy, le duele que la situación haya llegado a tal punto, que ella ya no quiera saber nada de él o que guarde tanto resentimiento. Sin embargo, eso no cambia lo que él siente. Los sentimientos de cariño y afecto que aún conserva no van a desvanecerse de la noche a la mañana.

No sabe con certeza si en algún momento esas estrategias funcionaron, si fue suerte o un simple capricho del destino, pero el tiempo pasó y logró recuperarla. Se sintió el hombre más feliz del mundo. Se enamoró de nuevo, como si los años no hubieran transcurrido. Pero el destino, a veces cruel, o quizá su propia torpeza, lo llevaron a perderla otra vez. Miriam decidió no seguir soportando la misma situación. Entre esos vaivenes de sentimientos y conflictos, sucedieron muchas cosas.

En medio de esta nueva realidad, Carlos Daniel descubrió aspectos de Miriam que desconocía. Actuó impulsivamente y eso desató una serie de consecuencias dolorosas e inesperadas. No midió la magnitud de sus actos, pero eso, piensa, ya será parte de otra historia.

Lo que sí tiene claro es que hizo una promesa: perdonar. Perdonar a Miriam, perdonar a quienquiera que le cause daño. Se ha comprometido a hacerlo 70 veces 7, como lo enseña su fe.

Hoy, Carlos Daniel ha dejado de creer en esas guías y manuales. Ya los leyó, los analizó, pero no los comprende o simplemente se ha negado a entenderlos. Su corazón ya no está en el mundo, sino en Cristo. No se aferra a la idea de que falló en su intento por recuperarla, ni busca más explicaciones. Quizás no lo hizo bien, o tal vez ella simplemente ya no lo quiso así.

Pero entiende que todo es parte de un proceso. Por eso, ha decidido limitarse a orar, a pedir paz para su corazón y a cultivar la paciencia. En cierto punto, ha aceptado que volver a estar con ella puede que no sea humanamente posible. Y aunque le duela, ha aprendido a respetar con hidalguía la decisión de Miriam.

Así es la vida. Y hay que seguir adelante.

Carlos Daniel ignora si algún día Miriam le dará una oportunidad. Pero por ahora, seguirá su camino, dejando que el tiempo haga lo suyo.

P.D.: Se ha propuesto publicar al menos un post a la semana.

Carlos Daniel







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