Reflexión
Cada vez considero un poco más, analizando la situación hasta esta fecha, que cada golpe fue necesario. Cada golpe abrió o despertó algo en mí que no habría sucedido de otra manera. Creo que muchas veces me hablaron, me aconsejaron, me decían cosas, pero nunca llegaron a exhortarme realmente. No fui corregido ni intervenido por los demás para corregir mi actitud, mi comportamiento, todo lo que no estaba haciendo bien en su momento.
Si hubiera sido exhortado y corregido, si hubiera sido encaminado por la senda correcta, las cosas habrían sido diferentes.
Pero solo hay un camino, una senda para hombres y mujeres, y yo prácticamente me desvié de ese rumbo. Ese ha sido uno de los mayores desaciertos de mi vida. Sin embargo, fue necesario, porque en su momento, a pesar de que lo decía muchas veces, no fui consciente de que el cambio tenía que venir de mí.
El correctivo debía aplicármelo yo mismo, no otros. Pero las cosas sucedieron, y toda mi vida, especialmente desde que me junté con Miriam, se convirtió en un testimonio. Estos 14 años se convirtieron en un testimonio, no porque los años anteriores fueran algo de lo que enorgullecerme o aprender, sino porque estos 14 años me han enseñado una lección. Mi testimonio es para que todos comprendan lo que he pasado. Eso es lo que realmente importa.
Carlos Daniel
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