Esperando
Conforme mi tristeza y sufrimiento aumentaban, busqué desesperadamente alguna alternativa que evitara que me sintiera así. Entre ellas, descubrí que escribir podría ayudarme a enfrentar mi depresión sin que me derrumbara tan fuerte.
Los días han ido pasando, a veces pienso en escribir pero se me olvida anotarlo y sentarme a hacerlo. Quizás sea porque disfruto demasiado la compañía de Miriam, aunque el sentimiento no sea mutuo.
Me encanta pasar tiempo con ella, y ella lo sabe. También sabe que no puedo dormir si no está cerca. Conoce mi rutina de esperarla despierto si sale y regresa tarde de algún lugar del que nunca suele informarme. Simplemente me dice "ya vengo", y yo solía responderle con un "está bien, pero regresa pronto". Ella siempre respondía con un "sí", pero casi siempre llegaba tarde, alrededor de la 1:30 o 2 de la madrugada.
Recuerdo cómo solía quedarme esperándola, suplicándole que me dejara dormir a su lado. Literalmente le rogaba que me permitiera estar junto a ella toda la noche. Por lástima y con quejas, a regañadientes, ella solía concederme esa petición. No puedo quejarme, aunque en algunas ocasiones me negó ese deseo y me fui triste a dormir solo en mi cama, a pesar de haberla esperado durante gran parte de la madrugada. Debo destacar que muchas veces accedió por lástima y nunca me dio un rechazo directo.
Carlos Daniel
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